Luego del agotamiento generalizado de un sistema, sobreviene, de manera natural, voluntaria o involuntariamente desde la perspectiva del accionar humano, el nacimiento de una nueva esperanza, el abrazarse a una nueva ilusión, reconocer que hay otro día naciendo y al cual debemos contribuir con lo mejor de nosotros y en nosotros.
Observo libre de juicios a la naturaleza, el hogar del cual inconscientemente nos sentimos en muchos ocasiones separados y me conecto con la belleza, armonía, compenetración, interconexión y entrega, de relaciones y funciones que parecieran tener como principio rector buscar mejorar el equilibrio externo y mantener la estabilidad interna.
Observo también a las personas, y de manera natural va quedando claro que no es sensato el conflicto ni el sufrimiento, la codicia ni el egoísmo, la ira ni la competencia, la tristeza ni la depresión.
Son todos patrones heredados de unos modelos mentales que parten de paradigmas que debemos abandonar. La vision de un mundo creado donde se ganan batallas, se compite. para triunfar, se crece para acumular, basado en el interés propio.
La esperanza naciente viene de la mano de la convicción de que estas fuerzas de la costumbre son minúsculas al lado de la necesidad y convicción del cambio y, además, son de hecho sus principales impulsores. Las crisis no son más que los catalizadores de la evolución y las crisis recurrentes el mejor síntoma de seguir operando desde paradigmas ya disfuncionales.
Nos acercamos a transformaciones sin precedentes en todos los órdenes de nuestro modelo de desarrollo. Este despertar está ocurriendo a titulo personal y ya comenzó también en la persona mas influyente de las sociedades, la persona jurídica.
De ahi, la importancia de alinear la evolución de la función de liderazgo para transformar la cultura y en ese proceso el modelo de negocios, que no puede seguir basándose únicamente en la administración científica.
La esperanza viene de la mano de lo inevitable, es un tema de tiempo y velocidad, tal como la evolución en sus principios, parece indicarnos.