Viene, es inevitable. Atrás dejaremos el dolor de la inconsciencia. Ese estado del ser que nos ha llevado a confundir el amor con el placer y la plenitud con la satisfacción, lo valioso con lo que tiene valor, lo deseable con lo soñado. Que ha puesto al mundo interior al servicio del mundo exterior, en lugar de permitir la conexión de ambos mundos. Una etapa donde hemos visto objetos de nuestro interés en lugar de sujetos de nuestra atención. Clientes, pacientes, votantes, todas estas etiquetas unidimensionales que clasifican y enmascaran al humano que está y es, quedan agotadas por insuficientes.
El virus es una enfermedad terrible, que vino, que contrasentido aparente, a contribuir a sanar un mundo inconsciente. Podia haber sido distinto, eso siento. Pero el despertar espiritual, eso que ocurre en el plano de la intención consciente, es un fenómeno inevitable que tiene lugar como resultado de nuestra evolución natural o de las crisis, que como catalizadores de la misma vienen a acelerar lo inevitable.
El complejo sistema que preserva los equilibrios del planeta todo, a optado por ello, para, desde mi perspectiva y comprensión de esto que llamamos vida, acercarnos a un cambio de orden. Este profunda transformación será posible desde el despertar individual de la consciencia que está comenzando a ocurrir y que este confinamiento sin duda acelerará. Condición necesaria pero no suficiente.
El liderazgo establecido, tanto político, como empresarial, tiene un llamado extraordinario a transformar sus instituciones, caso contrario, mucho me temo que se acelerará el creciente divorcio entre representantes y representados. Nos acercamos a acentuar el proceso de cuestionamiento a aquellas instituciones que estén de espalda a los procesos que no honren la vida, las personas y el planeta. Atrás quedarán las visiones utilitarias y egocéntricas de un liderazgo desfasado.
Vivimos un proceso complejo y doloroso, como lo es todo parto que alumbra una nueva vida, en este caso, la del conjunto de las sociedades. Nos espera un hermoso amanecer, como nos regala Tolle en su libro Una Nueva Tierra y corresponde ahora dar la bienvenida a nuevos paradigmas. Se agotó una era y toca dar forma a un nuevo mundo, uno consciente.
Somos los protagonistas de un cambio de época, lo mejor de nosotros está por venir…..