Hermosa la oportunidad de invitar a una pausa. La maravillosa vida, profunda y silenciosa, se contrapone con lo que el modelo de desarrollo se esfuerza en mostrar: superficialidad y ruido, competencia y crecimiento.
De manera creciente van quedando a la orilla de la transformación las personas que ante la carencia para ofrecer algo propio, valoran y copian lo que sienten otros buscan, que no crean sino siguen modas y tendencias. El foco en privilegiar la ganancia, el movimiento desesperado por figurar, genera presiones que alejan de la paz necesaria para la introspección y el descubrimiento, que lleva a la evolución.
Las presiones del mundo para el consumo, la necesidad de destacar, el llamar la atención como mecanismo de búsqueda de valor, actuaciones todas en disonancia con el ser que somos, parece que nos deslumbra con el estatus y nos aleja de la profundidad de quienes somos.
En este proceso se rompe la congruencia y se termina ofreciendo aquello de lo que se carece. Se termina usando el dinero del cual no se dispone, para comprar lo que no se necesita, a fin de impresionar en muchos casos a quienes ni siquiera se conoce.
Cuentos todos, que pensamos compramos con descuento, pero que nos cuestan la felicidad.