Latente, en el «ser» de la mayoría de los venezolanos, ha estado el anhelo de hacer las cosas «correctas». Mucho tiempo ya de desengaños, falsas expectativas y manipulación de individuos y masas que no lograron doblegar el espíritu de superación y de amor a lo que somos como nación.
Se acerca el momento de retomar el rumbo de la prosperidad. La oportunidad que tenemos ahora, visto el deterioro sin precedentes en todos los órdenes de nuestra vida y que dejaré para análisis en otro momento, demandará mucho más que lo mejor de nosotros, mucho más también que lo mejor de los modelos, tanto de desarrollo como mentales del pasado.
Toca actuar de inmediato, en lo urgente con un plan para la transición. Confundir lo urgente y coyuntural, con el proyecto Pais de largo alcance ( lo importante y estructural) es un lujo que nuestra sociedad creo yo, pagaría muy caro en el tiempo. Los objetivos, procesos, iniciativas, estrategias e incluso personas para la transición no necesariamente serian las más convenientes para el largo plazo. En ese sentido y en la necesidad de planificar profesionalmente, no sólo con los mejores, sino también con los más nuevos en pensamiento, es que me atrevo a escribir estos párrafos en tan importante momento de nuestra vida como Pais.
Seria un error copiar el modelo de desarrollo que comenzamos a abandonar hace ya veinte años. Mucho ha cambiado, la comprensión de la naturaleza del ser humano, de las relaciones, del concepto mismo de riqueza de las personas y de las naciones, de la esencia misma de lo que se entiende por valor. Ya no basta con crear y distribuir «riqueza económica», tenemos principalmente que alinearnos en lo que entendemos por valor social y bienestar individual.
Ya se rompió el paradigma económico utilizado a nivel global donde crecimiento significaba una mejoría en la calidad de vida de las mayorías. Ya no es así, de hecho, teníamos que haberlo sabido hace mucho tiempo. Estos veinte años espero hayan dejado sentado en la mayoría de nosotros, que el comunismo trae muerte, el socialismo miseria y esclavitud. pero debemos comenzar a comprender y asimilar también, que el capitalismo no es viable como esta concebido. Si quienes vayan a hacer las políticas y quienes produzcan anhelan lo mejor de lo que fuimos, mucho me temo que saldremos de la crisis, para sin duda, volver a entrar en otra crisis, años después. Si añoramos lo que fuimos, que trajo lo que vivimos, poco haremos para mercarnos un futuro distinto a lo ya experimentado.
Crecer, competir y acumular, paradigmas de la revolución industrial, no apoyan a la vida y no suman ya al bienestar global.
Vivimos momentos de profundas transformaciones de todo tipo, tan profundas que nos invitan a entender que no estamos en una época de cambios acelerados, sino en un cambio de época. Algo tan profundo que hace que los paradigmas que hemos utilizado en todos los ordenes de la vida, ya no den respuesta a las necesidades individuales y colectivas. Me corresponde regresar a mi querido país parte de lo mucho que me ha dado, por ello y con las empresas en mente, las invito a una transformación que ponga al venezolano en el centro de la misma.
Para reconstruir a Venezuela, debemos primero renacer a nuevos paradigmas. Es una oportunidad dorada, es la bendición que trae el otro lado la tragedia que nos ha tocado vivir y de la cual pareciera estamos a punto de salir.
Sobre ese tema, del renacer, del despertar de la consciencia de personas físicas y jurídicas, va mi vida. En ello se conjuga mi profesión y mi misión. Hemos descansado muchos siglos ya en la ciencia y las religiones para guiar nuestro desarrollo, con los resultados conocidos, es tal vez hora ya de comenzar a integrar ambas para transitar el camino de la consciencia.
En Venezuela tenemos una oportunidad como pocos en esta época, porque de los caldos de cultivos más exigentes, de las crisis más profundas, emergen nuevos modelos y nuevos protagonistas.
I do hope so.
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